jueves, 29 de agosto de 2013

Sonríe, por favor

No es que no me preocupe por la vida, de sus baches, piedras y obstáculos. No abandono la sonrisa a pesar del látigo que con dureza me castiga. Es curioso, me preguntan si me he vuelto loco, porque cuando algo malo me sucede no agacho la cabeza y digo que se puede, se puede aprender aunque sea solo un poco. Hay quien afirma vivir experiencias malas, yo personalmente prefiero llamarlas didácticas. Un paso mal dado te hace daño, pero con práctica asimilas que las cosas buenas no se regalan. Es por eso que sonrío a pesar de parecer un chiflado, porque quien no arriesga no gana, está perdido, quien no siente no ama, vive sin motivo y quien errores no ha cometido es porque no ha vivido. Creo que la idea ha quedado clara.


Aunque, quizás tengan razón y la cabeza se me haya ido. Me dicen: “Es imposible estar continuamente sonriendo. ” A lo que respondo: “Sonreír no implica no sentir tristeza amigo. La verdad es que ante las adversidades hay que ser valiente, ante los problemas ser inteligente, ante las críticas ser más que paciente y, repito pudiendo resultar pesado, sonreír siempre”. Si es que no cuesta nada, incluso menos que un regalo, sin embargo su valor es infinitamente más preciado, comprobadlo. Me sorprende ver que recibo más de lo que doy cuando lo hago. Créanme cuando digo que no hacerlo puede costar muy caro.


Pienso volverme una y otra vez cada vez que escuche algo parecido. Quiero que entiendan que aquí lo fácil del asunto es hacer complicado lo sencillo, punto. Entendemos que hay que sufrir conforme nos hacemos adultos, que tenemos que preocuparnos de forma desmesurada por todo, incluso dejarnos a nosotros mismos a un lado para echar más cuenta a cosas que no deberían de importarnos. Es absurdo. Entiendo que el camino es cansado, a veces la suerte no está de nuestro lado, pero he comprendido que no hay ninguna otra manera de ser fuerte que saber sonreír al pasado.



No hay comentarios:

Publicar un comentario