Fue como ver caminar de espaldas a un ángel caído
Contornearse sinuosa hacia el más allá
Sentí cómo escapaba de mi cuerpo un suspiro
Un discreto soplido del viento al pasar
Fue como ver el tiempo congelado en un guiño
Una ardiente llama que prende sin más
Sentí petrificadas mis piernas, el corazón se había ido
Con solo un gesto de su rostro al mirar
Sin duda alguna de mi vida me despido
La muerte me quiere sin darme oportunidad
Labios carnosos, pecado prohibido
Tentadoras curvas que prenden mi curiosidad
Mujer, ángel, demonio y Cupido
Una pluma blanca y negra flotando en el mar
Las dos caras de una misma moneda, un tesoro maldito