Se escuchan los vecinos al otro lado de la pared. Golpes en la puerta
del baño. Gritos la atraviesan llenos de rabia. Intento buscarle sentido,
pero no lo encuentro. La ropa está desordenada sobre la cama, hay zapatos
tirados en el suelo, la lamparita de mesa está encendida iluminando un puñado
de papeles apilados junto al ordenador. Son las nueve, es de noche. Al fondo se
escucha el televisor del salón encendido. Las ventanas están cerradas, pero aun
así se escuchan coches fuera. Pongo música de fondo, no puedo elegir y hago uso
de la memoria a corto plazo, Freedom de Allen Stone, Resolution de Matt Corby,
Spirit Bird de Xavier Rudd. El móvil vibra, alguien me habla, nunca para. Parece
que nunca va a dejar de sonar nada. La semana ha sido larga, o eso creo.
Camino descalzo hacia la playa junto a la carretera. Los zapatos cuelgan vagamente de los dedos de mi mano. Coches pasan constantemente.
Estamos a marzo. El sol es muy intenso y empieza a caer. El mar se ve más allá
de las salinas descubiertas. La marea está baja. Envases de plástico y papeles adornan
el suelo verde que acompaña en el sendero. Respiro. Tengo los pies cansados. Hay
más gente en el camino. Todos van de fluorescente y ropa deportiva. La mayoría
tiene aparente sobrepeso. Algunos van solos, otros en pareja. La sombra de los
árboles sienta reconfortante. Tengo sed.
Son las doce. Estoy acostado en la cama. Aunque no
comparto habitación estoy en la cama de arriba de una litera. La ventana está
abierta. No tengo sueño. Se respira más tranquilidad. Aún se escuchan coches
pasar de vez en cuando. Pienso en cuántas cosas tengo que hacer el día
siguiente. Necesito un abrazo. La echo de menos.
Miércoles. Son las nueve. Camino de vuelta a casa. Apenas
hay gente en la calle. Me paro frente a un bar donde hay mucho ruido. El bar
está abarrotado. Echan fútbol en el televisor. Vibra el teléfono en el bolsillo,
me hablan. Miro quién es y contesto. Pasa por mi lado una madre con su hijo en el
carrito. El niño sujeta callado un teléfono.
Es sábado. Me espera todo el día fuera y ya estoy cansado.
Salgo del portal, bajo las escaleras. Basura por todas partes. La gente camina mirando
el móvil. Saco mi teléfono. Miro mis redes sociales, todos están felices. Apago
el teléfono y lo guardo en el bolsillo. Sigo caminando.
Es de noche. Intento escribir algo. Me siento
pesado. Vibra el móvil.
Se escucha el televisor de fondo. Necesito un abrazo.