lunes, 6 de noviembre de 2017

La sangre de nuestros hermanos


“Mi pueblo ha vivido tiempos de paz y de guerra, pero nada comparable a la oscura tormenta que ahora sacude con violencia el corazón de mis hermanos.

Completamente rodeado de gritos de rabia. La sangre se mezclaba con la tierra e impregnaba las armas y los rostros de quienes las empuñaban. Todos corrían hacia delante, enfervorecidos, los unos contra los otros, chocando bruscamente. Apelmazados, coléricos, irracionales. Creí ser el único en sentir miedo. Empujado a luchar por algo que no lograba entender me vi solo en mitad de una muerte segura. El filo de un hacha que erró en su objetivo rozó mi hombro. Al frente otra se aproximaba sentenciadora desde el cielo. No sé cómo reaccioné a la velocidad de aquel golpe. Con un giro hacia mi derecha le asesté un hachazo certero sobre su cuello. Me sentí aterradoramente vivo cuando arranqué la hoja ensangrentada de la carne. Fuego en mis manos, fuego en mis ojos, fuego en mi pecho. No tardé en correr contra el siguiente envuelto en una llamarada de poder con la que partí su cara en dos. El sonido del hueso quebrándose acrecentó mi sed. Una sombra oscura teñida de rojo se apoderó de mi voluntad. Arremetí hasta el final, uno a uno, uno tras otro. No pude parar. Ruido e imágenes en negro. Gritos de dolor.

Confuso, con la respiración acelerada, quieto. Miré a mi alrededor, pocos quedamos. No se escuchaba ningún canto a la victoria. Montañas de cadáveres se apilaban a lo largo y ancho de aquella llanura. Quedó algo parecido al silencio. Cuerpos jadeantes, exhaustos y vacíos. Todos nos observamos sin saber qué hacer. Las manos me temblaban, el alma me pesaba. Algo estaba claro, bajo aquella tormenta que nublaba nuestro juicio y secaba nuestro corazón no había ganadores. Aquel día marcó la historia de nuestra gente.”

- Zoru, acércame el cuenco. – dijo Gork’tar mirando a Zoru a los ojos. Lo conocía bien, sabía que estaba inquieto y no era para menos.
Los Alfa estaban reunidos alrededor del fuego como la tradición manda. Había temas importantes que tratar y el Alfa Gris convocó a todos. La luz de aquellas llamas iluminaba por igual los rostros de los Hermanos, hombres corpulentos de gran tamaño, prominentes mandíbulas, imponentes manos y afilados colmillos. La noche estaba tranquila y cálida. A lo lejos se escuchaban los aullidos de los lobos. La luna lucía completa sobre sus cabezas.
- El clima está cambiando, lo noto en el bosque. Los árboles están muriendo, los ríos se están secando. – dijo Zoru preocupado mientras le acercaba el cuenco a Gork’tar.
Gork’tar y Zoru eran jóvenes Alfa, cosa rara de ver en las tribus. Normalmente uno llega a ser Alfa en la madurez de su vida. Un Alfa es un varón fuerte, pero sobre todo es sabio y tiene la confianza y el respeto de sus hermanos. Normalmente los Alfa suelen ser largas generaciones de padres e hijos, los genes son fuertes en su raza, pero no siempre es el caso. Su valor y su experiencia son los motivos comunes que los llevan a sentarse junto al fuego. Sin lugar a dudas los Alfa más venerados eran aquellos que lideraron a su gente en tiempos de guerra. Afortunadamente muchos años habían pasado desde la última. El único con la memoria suficiente para recordar la última se hallaba a la cabeza del grupo, el Alfa Gris, Maoronto.
- Es cierto que algo ocurre en el bosque. – dijo Maoronto con la serenidad que le caracterizaba. – El mundo está en constante cambio, nosotros debemos saberlo bien. Es por eso que debemos ser precavidos.
- Entonces… ¿qué debemos hacer? Cada vez hay menos animales que cazar y menos frutas que recolectar. – dijo Zoru.
- Esperaremos. – respondió Maoronto.
- Llevamos esperando meses y cada vez va a peor. Llegará un momento que no habrá comida suficiente para todos. Mi gente empieza a sufrir las consecuencias de estas reuniones sin sentido. Seguir esperando no es la solución y...
- ¡Maoronto es nuestro líder! – Kairon’tar, Alfa de Mareas del Este e hijo del anterior Alfa Gris, rompió su silencio desafiante. – Gracias a él estamos aquí, no lo olvides Zoru.
- ¿Y qué le digo a mi gente cuando vuelva? – alzó Zoru la voz aceptando el desafío. – ¿Para eso nos has vuelto a reunir? ¡He recorrido un largo camino y no será solo para escuchar que la solución es seguir sentado mientras se tratan otros temas sin importancia!
Kairon’tar agarró fuerte su vara apretando fuerte los dientes y hinchiendo su pecho contenido de rabia.
- Entiendo tu preocupación Zoru. – respondió impasible Maoronto, lanzando con mirada firme y serena un mensaje de paz impuesta a los ardientes ojos de Kairon’tar. – Las aldeas del norte están siendo las más afectadas, en especial Pielesnegras. Entiendo el dolor que sientes,  pero no sabemos qué hay detrás de esto. Teara es sabia, debemos dejarle a ella que haga.
Teara era el nombre que le otorgaron a la madre del bosque, de la tierra, de los ríos y de los lagos. Creían en ella como la diosa que todo lo une y lo sustenta. Las historias hablaban de su poder infinito e imperecedero. Una diosa que, aunque decían no tener forma, algunas lenguas juraban haberla visto. Sin embargo, las palabras de Maoronto no sofocaron el sufrimiento de Zoru.
- ¿Qué diablos opináis el resto? ¿No tenéis nada que decir? ¿Gork’tar? ¿Huon? ¿Kerk’tar? ¿Nadie? –  Zoru no encontró respuesta – Miraos...
Nadie habló. Muchos de los allí presentes sentían el mismo dolor que Zoru, pero su lealtad hacia Maoronto era inquebrantable. Gork’tar agachó la mirada al fuego.
- Aunque eres Alfa de tu pueblo desde hace ya cinco años aún eres joven. Tienes mucho que aprender Zoru. Por favor, siéntate nuevamente con nosotros. – concluyó Maoronto.
- No... – respondió Zoru conteniendo una rabia que crecía por momentos. – Tú ya has tomado tu decisión Maoronto, ahora yo tomaré la mía… por mi gente.

Sin esperar a que amaneciera emprendió su vuelta a casa. La oscuridad en las tierras de Maonon no era amiga de los Hermanos.

domingo, 25 de junio de 2017

Noches bajo los puentes de Madison

Errático, apático, revuelto y algo caótico
Después de destruir un mundo mágico estoy lánguido
Y de romper una relación atípica sin tópicos
Me he vuelto más escéptico por creer que se podía

Una utopía como es el amor en compañía
Una hermosa melodía en una sala vacía
Un recuerdo de aquel día que me llena de alegría
Me hunde en la miseria escribir esta poesía

Noches de inocencia que vuelven y me desvelan
El tiempo y la distancia, dos variables que separan
Viajé contra levante hacia la voz de mi sirena
El dolor corta las venas y mi corazón se para

He sido un valiente por robarte el tiempo
No he salido ileso, pero de nada me arrepiento
Cala hasta los huesos y es por eso que la siento
La historia de cien besos bajo los puentes de Madison

lunes, 12 de junio de 2017

Poema en una carta

Deja que el viento sacuda tu pelo
En el sur, o en el norte
Tu vértigo debería estar a la altura de mis labios
No te quedes a medio camino
Busca una luz en la costa
Te daré toda una vida

Guarda el tiempo en una pequeña caja con fotos
Estarán a salvo, no te preocupes
Volveremos a vernos
Aunque un poco más arrugados
No te arrepientas de lo que vaya a pasar
Te daré un pedazo de mis labios

Escribe tus secretos en un diario
No lo escondas
Cuéntamelo muy bajito y lánzalo al mar
Es nuestra historia, a quién le importa
No me des más motivos
Te daré una carta con los míos

Disfruta del sol cada día, de la brisa
Encierra en tu mano un deseo
Sopla a través de tus dedos
Vuela, deja que vuelen como dientes de león
Siente el aire fresco
Te daré un beso suave en la mejilla, una sonrisa

Dame toda una vida
Dame un pedazo de tus labios
Dame tu declaración de amor, aunque no sea eterno
Dame un beso firme y suave en los labios
Dame un motivo para sonreír
Y yo te daré mi corazón

viernes, 5 de mayo de 2017

Reencuentro

Te conozco desde hace tiempo aunque no lo sepas
Llegaste de muy lejos
Buscabas solo pasar la noche
Cansada de las voces y de los baches
Dejaste atrás palabras de un poeta

Creí haberte olvidado por completo
Prometí que no volvería a escribir más ni una letra
Pasó la noche y con ella vino el viento
Agitando las ventanas, mis cuadernos

Pasaron las páginas con violencia
Llevándose los poemas viejos
Y como estas líneas sin forma ninguna
Vuelan a sus anchas los pensamientos

Anarquía, desorden en lo incierto
Algo que creí que había muerto
Se mece bajo la luz de la luna
Que ilumina los kilómetros que nos unen

Me siento un auténtico estúpido, pero auténtico
Porque sé exactamente lo que pasa
Dentro algo se enreda entre mis costillas
Y trepa por mi cuello
Tejiendo una enorme sonrisa cuando tu imagen me atraviesa

Es eso, no tiene nombre, pero no te preocupes
Se lo pondremos



martes, 2 de mayo de 2017

Carta abierta

Gracias por existir, nunca nadie me dio tanto. He encontrado respuestas en tus llantos cuando pensaba que no podría seguir. Me has gritado sin reparo cuando más necesitaba un abrazo. Me has roto en pedazos y me has hecho sentir. Raro, me siento raro, más no te puedo pedir. A tu lado he visto mundo bajo un cielo que tormentas avecina. Bajo un gris perenne las golondrinas nunca vienen, las buenas noticias nunca se detienen y mi hogar se hace ruinas. Estoy cansado, pero tú sigues enseñándome que el tiempo no para por nadie, que los golpes duelen, que la sangre puede ser cruel y que corre sobre la tierra por donde caminas. Estoy cansado, pero debo darte las gracias por enseñarme que el hogar no está entre cuatro paredes, sino con las personas que quieres, es por eso que te digo: “Gracias”.

Carta al dolor.

jueves, 20 de abril de 2017

Trazos en blanco y negro

Empiezo dibujando sus ojos color café
Trazos que no se ven a simple vista
Más allá de su mirada, me quita el sueño
Ese algo que se esconde en su sonrisa

Aquellas risas en el portal marcan el papel
Viajan por mi mente sin que se resista
Recuerdos que dejan el corazón extraño
Entre latidos que mi corazón improvisa

El carboncillo se desliza por la línea de su cuello
Marcando con destreza sus clavículas
Mis manos, con alma y sin dueño
Se recrean por su piel hasta que se eriza

Mella, hacen mella por donde pisan
Mis dedos desacostumbrados a tanta belleza
Siguen el camino que marca mi respiración
Esbozando su cintura con delicadeza

Insisten, no es suficiente
No les basta con dibujar cada línea de su cuerpo
Porque llegó libre como el viento de levante
Dejándolo todo al descubierto

Continúan dibujando para saber qué se siente
Cuando el corazón casi queda abierto
Dibujan incansables, siguiendo la corriente
Haciendo y deshaciendo, pero muy lento

Empecé dibujando más allá de sus ojos color café
Ahora me pierdo en su aroma que se lleva la brisa
Intentando dibujar algo que no sé qué es
Ese algo que solo puede regalarme ella

“Me tranquilizas”



domingo, 2 de abril de 2017

Encarcelado en un mar de dunas

No pongas palabras en mis labios
No oscurezcas la sombra que proyecto
No me empujes al vacío
Ni envenenes mis pensamientos

No voy a ser más un esclavo
No voy a ser nunca perfecto
No voy a aceptar tus desafíos
Ni perderé más mi tiempo

No me mires a los ojos
Y me digas lo que no es cierto
No desprestigies mis méritos
No me tomes por muerto

No me des la espalda
Intenta ponerte en mi pellejo
No me tomes como adversario
Asegúrate de que no miento

Me encuentro en un lugar oscuro
Escucho voces en el silencio
Abro los ojos pero es en vano
Tengo que salir de este tormento

Donde haya valor en el trabajo
Donde haya recompensa en el esfuerzo
Donde no me sienta un ser solitario
Yo voy…

Saldré alguna vez de este desierto
Con los pies descalzos
Y mi alma desnuda

domingo, 12 de marzo de 2017

Cómo no voy a creer

No creo en el amor, no encuentro resolución a una sentencia más firme. Perdí la esperanza en su existencia, no encuentro evidencia de que ello sea posible. No me guío por el azar, es una ciencia exacta la que me advierte de que es imposible, de que son solo turbulencias en el pensamiento, un sueño aun cuando estoy despierto que se vuelve irremediablemente irreversible. Aún por todo y quizás por nada en concreto, no puedo evitar la sensación de que miento. Quisiera poder engañarme durante mucho más tiempo, pero qué feliz soy cuando ya nada entiendo.

Cómo no voy a creer en el amor si me sumerjo de lleno en el firmamento cuando la miro a los ojos. Cómo no voy a creer en el amor si me siento como en casa cuando me sumerjo en los versos que apasionadamente tejen sus abrazos. Cómo no voy a creer en el amor si su voz es la culpable de que pierda la razón en algún lugar de su regazo. Cómo no voy a hacerlo, si me tiembla el corazón cuando pienso en besarla, cuando imagino lo que sería acariciar sus delicadas mejillas, hablándole bajito al oído, a solas. Cómo no voy a creer en el amor, a veces me pregunto. Senta'ito a orillas de la Caleta espero una respuesta.



martes, 10 de enero de 2017

Mark Twain, el extraterrestre

Samuel Langhorne Clemens
Más conocido como Mark Twain
Podría ser el propietario de Siemens
Pero es de los mejores escritores que hay

O mejor dicho, que ha habido en la historia
Ya que falleció en 1910
Dejando tras de sí la memoria
De sus obras desde casi su niñez

A sus 12 años comenzó a escribir
Cuando por desgracia su padre falleció
A orillas del Mississippi pasó a ser piloto
Y gracias a Dios la cosa fue a mejor

Poco tardó en llamar la atención
Con “La célebre rana saltarina del condado de Calaveras”
Una fórmula humorística que llegó al corazón
Y que marcó el comienzo de una nueva era

Conoció cara a cara su vocación
Y por el camino algún que otro presidente, vamos, como cualquiera
Pero tal como vino la fama, el dinero se esfumó
Un prodigio en literatura, pero nefasto para la moneda

Vino al mundo a lomos del cometa Halley
Iluminando con su verborrea nuestras mentes
Se fue con él unos cuantos años más tarde
Haciéndonos dudar de la existencia de extraterrestres

Para mí que incluso era buena gente este hombre
Que llegó a la cumbre gracias a dos grandes aventuras
Tom Sawyer y Huckleberry Finn a hombros
Del padre de la literatura... estadounidense

Sin lugar a dudas un tipo bastante peculiar
Que más allá de su faceta artística
Nos dejó una enseñanza que no debemos olvidar
Existen tres tipos de mentiras: la mentira, la maldita mentira y la estadística