sábado, 7 de diciembre de 2019

Echar de menos


Miedo a las alturas, a la velocidad, al amor en su más profunda locura, a todo lo que viene detrás. A saber que echar de menos significa quedarse con ganas de más, más de lo que espero cuando espero sentado al verlo pasar. A dejar mi alma desnuda justo cuando llega el invierno. Quizás no todas las noches, pero, a veces, siento pavor por quedarme dormido, porque sé que puedes aparecer sin previo aviso y mi corazón no entiende de relojes, solo recuerda que te quiso, solo quiere invitarte a pasar para que vuelvas a sacarle los colores más bonitos, para encender una pequeña hoguera con tus besos sobre una cama nevada de recuerdos y risas. Y volverás para remendarme aquella sonrisa descosida. Tengo miedo, lo repito, pero la verdad se convertirá en mentira con la caída de las hojas. Dejaré de ser la persona en que me he convertido. Sé que cuanto escribo no es ni más ni menos, es nada y es por eso que tengo miedo a vivir y a morir en silencio, porque la soledad se hace muy triste en el infinito.

viernes, 4 de octubre de 2019

Una rosa de papel y una vela de cumpleaños

Miro el reloj colgado en la pared de la habitación. No quiero quedarme dormido con las ganas de darte mil besos. Pienso en aquel día en el aeropuerto, en aquella tarde, en volverme atrás y darte otro abrazo ahora que estoy lejos porque uno me sabe a poco y un millón de abrazos me saben a uno y así vuelta a empezar en una red infinita de momentos juntos con los pelos de dos locos que llevan toda la noche sin dormir y la ropa arrugada. Pienso que digo que pienso cuando en realidad es siento. ¡Malditos sentimientos! Se abren paso a través de pequeños fragmentos que se proyectan en el techo mientras hago como el que quiere dormir, pero son demasiado bonitos los recuerdos que tiñen de versos la habitación y yo así, con tanta luz, nunca he podido conciliar el sueño. Además, me niego a dormirme antes de que termine la película y haberla rebobinado dos o tres veces como poco. Pienso demasiado. Perdón, quiero decir, siento demasiado. Tengo ganas de coger otro avión y no me gusta volar. Cómo te pone la vida en tu sitio en un momento, la verdad que no me lo explico. Tengo ganas de perder el control y hacer el loco por las calles, gritar mientras paseamos junto a la playa que vida solo hay una. Que piense la gente lo que quiera, que no me asusta perder las maneras por alguien que merece la pena. Por otra parte, pensándolo bien, no podría ser de otra forma más sincero. Soy un loco que parece que lo está y, efectivamente, lo demuestra con brillante torpeza. Blanco y en botella. Aunque lo que he conseguido no parece gran cosa todavía, una rosa de papel, unas cuantas agujetas de tanto reír y una vela de cumpleaños que llevo conmigo por si paso frío, para mí es mi pequeño tesoro y pienso esconderlo bien en una isla desierta, esa que suelen preguntar ¿si te fueras a una isla desierta con quién te irías? Pues esa. Al fin y al cabo, ¿cuántas cosas parecían no ser más que granitos de arena y acabaron siendo altas dunas?, como las que pienso tener en mi isla por supuesto. Qué intenso todo. Al menos después de tanto no dormir me quedan tres cosas claras. Una, que somos jóvenes. Dos, que me quitas horas de sueño y me das años de vida. Y tres, que por eso te quiero.



sábado, 21 de septiembre de 2019

Buscando la luna


Absurda distancia sin sentido que separa corazones sin motivo
Donde se posan las caricias llenando de brisas suaves cada latido
Donde los abrazos son recuerdos y los lazos son eternos
Los besos son perfectos y pasan casi inadvertidos

Absurdo es el tiempo cuando no es amigo, sino enemigo
Dame momentos que los siembro
Una noche escondida bajo la almohada, una sonrisa que se me escapa
Guárdame ese pequeño secreto bajo la cama

Absurdo soy perdiendo el sueño
A veces las golondrinas se marchan, a veces la luna se apaga
A veces nada de lo absurdo que tiene la vida importa, porque se acaba
La vida se acaba

A veces la vida se apaga, a veces se derrama
Y entonces solo quedan los motivos por los que seguir vivo
Solo quedan los eternos abrazos que prenden el corazón como una llama
Solo quedan las pequeñas caricias que avivan los latidos

Solo queda buscar la luz que perdió la luna bajo la cama
Para que vuelvas a sentirte amada
Y puedas atrapar las sonrisas que se me escapan
Como luciérnagas que iluminan el camino de vuelta a casa

Para que sepas qué motivos me impulsan a seguir vivo
Y tachar las cosas absurdas que me separan de estar contigo
Porque mientras esté vivo mi corazón irá acortando esa maldita distancia
Se peleará con el tiempo y dormirá bajo un cielo de pequeños sueños

Aquí sigo, vivo y punto.



jueves, 1 de agosto de 2019

TOC de madrugada

No puedo dormir. Son las 00:00. Pienso demasiado en ella. Estoy desorientado. Hace mucho calor. La cama se me hace enorme. No paran de hacer ruido desde la calle, muchas risas, algún coche. No puedo dormir, me levanto. Estoy triste últimamente. Lo cierto es que además no tengo ni puta gracia. Enciendo el móvil, no tengo mensajes suyos. No es lo mismo si no puedo verla.

Cojo las llaves, un papel y un boli. Me voy. Siguen riendo por la calle. Me alejo. No paran los coches. No puedo pensar. Me dirá que he sido distante, o que no he sabido entregarme. Llevo ya unos cuantos tachones y todavía no he empezado a escribir. No quiero asfixiarla.

Son las 00:13. He llegado rápido a un parque con poca luz sin nadie. Desde aquí no se oye apenas nada. Escribo tan rápido como pienso. Necesito uno de sus abrazos por la espalda.

00:22. Se me acaba el folio. Debería haber escrito más pequeño. Demasiados tachones. Tengo la garganta reseca. Necesito andar. Un callejón sale del parque. Está iluminado por una farola a mitad de recorrido. Hay un hombre sentado en la puerta de su casa junto a su perro. No lleva camiseta. Está fumando.

00:31. Estoy sentado en el bordillo de la acera. Se escucha el agua correr por la alcantarilla que está enfrente. Estoy sudoso. Quiero acariciarle la mano. ¿Querrá ella? No puedo pensar quieto.

00:34. Quiero besarla. Tengo ganas de llorar. Empiezo a estar cansado. Todo irá bien. Sonríe. Mañana será otro día.

00:51. Puto boli. ¿Por qué carajo no podré gritar? Me atropellan los pensamientos. Buenas noches.

lunes, 17 de junio de 2019

La luz del camino

“Mientras exista vida, habrá luz en las tinieblas. Mientras exista un hombre capaz de empuñar una espada, habrá esperanza. Mientras quede aire en nuestros pulmones y sangre en nuestras venas, lucharemos. Por nuestra tierra, por nuestros hijos, por la vida.”
– No te demores Zeon o se nos hará de noche. – Cabalgaba medido el príncipe Thorian a lomos de Valiente, su fiel compañero, un caballo de pura raza blanco como la nieve y hocico negro como el carbón. Firme y elegante, joven y poderoso. Eran el uno para el otro.
– ¡Voy hermano! – a pocos metros a su retaguardia le seguía el pequeño príncipe Zeon. Mientras su hermano lucía su largo cabello blanco recogido en una coleta, su melena rubia hondeaba con la cálida brisa de verano y desprendía hipnóticos reflejos dorados cuando el sol incidía sobre ella. – Había visto unas flores que quizás gusten a hermana y me he parado un momento a cogerlas.
– Sí, claro… Seguro que son para hermana… – lanzó una mirada guasona y acusadora que sonrojó al instante a su hermano.
– ¡Sí lo son! – contestó exaltado mientras Thorian seguía sonriendo discretamente. – Oye hermano… ¿Por qué hermana no viene nunca con nosotros? – preguntó el pequeño Zeon con la inocencia de un niño.
Paseaban tranquilamente por los bosques que rodeaban Ciudad de Luz, su hogar. El día era plácido, soleado y con nubes blancas moteando el lienzo azul celeste que lucía sobre sus cabezas.
– Porque no puede. – respondió solemnemente el príncipe Thorian.
– ¿Por qué? – insistió extrañado y un poco molesto Zeon.
– Porque es una mujer y las mujeres de la corona no pueden salir más allá de las murallas sin un motivo de peso hermanito.
– Pero… – seguía el pequeño sumido en su duda – Ella es mayor que tú.
– Y no por eso deja de ser mujer.
No contento con las respuestas de su hermano mayor, Zeon insistió – Además sabe usar la espada y el arco, sabe montar y conoce nuestras tierras. No lo entiendo.
– Nuestra querida hermana sabe de nuestras tierras lo mismo que los libros que versan sobre ellas, hay una diferencia sustancial entre leer y conocer. ¿O acaso crees que sabrías montar a caballo tan solo leyendo en infinitos libros cómo hacerlo? Al final de todo es una mujer y así está escrito.
– Es injusto. – respondió hacia sí mismo en tono molesto casi balbuceando.
– No se trata de justicia hermanito, se trata de cumplir la ley. Bueno, ¿me vas a decir para quién son esas…
Una flecha arrebató de golpe el aliento del príncipe Thorian con tanta fuerza que lo hundió en el más frío silencio. Su cuerpo cayó desplomado al suelo al instante ante los ojos incrédulos y agitados de su hermano. El corazón del pequeño se aceleró hasta tal punto que su cuerpo quedó petrificado, mientras su mente corría violentamente más allá de los árboles pidiendo auxilio. No podía si quiera coger aire. Entonces Thorian alzó la vista a los ojos de su hermano como pudo. El dolor se hacía presente por cada vena que recorría su cuello, en la saliva que se desprendía de su boca y en el color rojizo de su piel.
– ¡¡Corre…!! – exhaló entre ruidos de dolor ahogado.

lunes, 22 de abril de 2019

La voz del siglo XXI


Miradme, estoy contento. Este soy yo todo el tiempo. Me siento satisfecho con mi vida, pero mejor no me preguntes cómo estoy por dentro. Llevo grabada en la cara la palabra triunfo. Miradme por favor, ¿acaso puede haber algo mejor? Sabéis dónde encontrarme en todo momento si queréis algún consejo para llegar a ser como yo. Soy el mejor producto del mercado. Lo tengo todo. No hay nada que se me resista. Soy el tema de conversación más recurrente en los foros. Mi vida es éxito, puro éxito, yo soy el éxito personificado. ¡Miradme! ¡He dicho que me miréis! ¡Por favor mírenme! Soy todo lo que importa, todo lo que nos hace sentir plenos. He encontrado el sentido de la vida, la verdadera felicidad y yo, un ser tan generoso y bondadoso, os muestro el camino. Soy el sol que irradia luz a su alrededor, el centro del cosmos. Me necesitas y no voy a dejar de estar a tu lado. Dame tu atención, dame más, dame, mírame, deséame. Soy único, soy especial. Yo, yo, yo, yo… ¡YO!... No te preocupes, tan solo sigue mi voz.

lunes, 18 de marzo de 2019

Un día más, un día menos.


Se escuchan los vecinos al otro lado de la pared. Golpes en la puerta del baño. Gritos la atraviesan llenos de rabia. Intento buscarle sentido, pero no lo encuentro. La ropa está desordenada sobre la cama, hay zapatos tirados en el suelo, la lamparita de mesa está encendida iluminando un puñado de papeles apilados junto al ordenador. Son las nueve, es de noche. Al fondo se escucha el televisor del salón encendido. Las ventanas están cerradas, pero aun así se escuchan coches fuera. Pongo música de fondo, no puedo elegir y hago uso de la memoria a corto plazo, Freedom de Allen Stone, Resolution de Matt Corby, Spirit Bird de Xavier Rudd. El móvil vibra, alguien me habla, nunca para. Parece que nunca va a dejar de sonar nada. La semana ha sido larga, o eso creo.

Camino descalzo hacia la playa junto a la carretera. Los zapatos cuelgan vagamente de los dedos de mi mano. Coches pasan constantemente. Estamos a marzo. El sol es muy intenso y empieza a caer. El mar se ve más allá de las salinas descubiertas. La marea está baja. Envases de plástico y papeles adornan el suelo verde que acompaña en el sendero. Respiro. Tengo los pies cansados. Hay más gente en el camino. Todos van de fluorescente y ropa deportiva. La mayoría tiene aparente sobrepeso. Algunos van solos, otros en pareja. La sombra de los árboles sienta reconfortante. Tengo sed.

Son las doce. Estoy acostado en la cama. Aunque no comparto habitación estoy en la cama de arriba de una litera. La ventana está abierta. No tengo sueño. Se respira más tranquilidad. Aún se escuchan coches pasar de vez en cuando. Pienso en cuántas cosas tengo que hacer el día siguiente. Necesito un abrazo. La echo de menos.

Miércoles. Son las nueve. Camino de vuelta a casa. Apenas hay gente en la calle. Me paro frente a un bar donde hay mucho ruido. El bar está abarrotado. Echan fútbol en el televisor. Vibra el teléfono en el bolsillo, me hablan. Miro quién es y contesto. Pasa por mi lado una madre con su hijo en el carrito. El niño sujeta callado un teléfono.

Es sábado. Me espera todo el día fuera y ya estoy cansado. Salgo del portal, bajo las escaleras. Basura por todas partes. La gente camina mirando el móvil. Saco mi teléfono. Miro mis redes sociales, todos están felices. Apago el teléfono y lo guardo en el bolsillo. Sigo caminando.

Es de noche. Intento escribir algo. Me siento pesado. Vibra el móvil.

Se escucha el televisor de fondo. Necesito un abrazo.

miércoles, 2 de enero de 2019

Amor derramado


Su rostro era el reflejo perfecto del amor que sentía
Se le notaba en la mirada, en el tembloroso brillo de sus ojos
En el erizar de su piel cuando le escuchaba entrar por la puerta
En el latir de su corazón acelerado

La quería tanto y tanto la quería que el tiempo se paraba
No pasaban los días porque él la amaba
Sus pensamientos volaban libres mientras sus labios enmudecían
Él la quería y ella bien lo sabía

… Y pasaron los días…

La quería tanto y tanto la quería
Que se perdió entre lágrimas en la noche
Entre llantos ahogados en sangre
Entre tantas historias que se disipan en el silencio

La quería, eso ella lo sabía
La quiso, quizás demasiado
Tanto que murió de esperanza
Su corazón no pudo soportarlo
Demasiado amor derramado…